Anteriormente reflexionamos a cerca de recibir sanidad de parte de Dios, y comenzamos con la pregunta que Jesús hizo al paralitico de Bethesda, ¿quieres ser sano? y la invitación a recibir sanidad por la Gracia de Dios, y luego vimos que hay un camino de sanidad plena, de sanidad integral y es el camino de Sanidad Interior.
Profundizando en lo que venimos viendo, la propuesta para hoy es reflexionar sobre el perdón. ¿y por qué?
Porque la falta de perdón abre Heridas en el Alma. La falta de perdón, el resentimiento y las heridas del alma sin sanar tienden a enfermar a la persona toda, incluyendo su cuerpo.
La triste realidad es que, si no perdonamos, nos transformamos en personas llenas de amargura, de frustración, de culpa, de sentimientos de inferioridad, y nos sentimos no amados.
Las personas que han sido profunda e injustamente heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a su ofensor, porque perdonar es la poderosa afirmación de que las cosas malas no arruinarán nuestro presente ni nuestro futuro, aun cuando hayan arruinado nuestro pasado.
Entonces veremos que Perdonar es el primer paso hacia la Sanidad Interior.
Pero antes revisemos ¿qué es y que no es el Perdón?
Una definición de Perdón: Es aceptar vivir con las consecuencias de la agresión, pero sin resentimientos ni ánimos de venganza.
Por otro lado, hay algunas ideas falsas acerca del Perdón, como:
1. Cuando perdono, es requisito indispensable también que olvide.
2. Es imposible que pueda perdonar porque la herida es demasiado grande.
3. Mi perdón no será genuino porque no siento deseos de perdonar.
4. No corresponde que perdone hasta que la otra persona me pida perdón.
5. Para que el perdón sea verdadero debo hacer como si nada hubiera sucedido.
6. Debo perdonar de inmediato o, de lo contrario, el perdón no tiene valor.
7. Miedo a que la historia se repita.
Todas estas son ideas falsas a cerca del perdón, que se han ido instalando en la mente de muchas personas por conceptos erróneos sostenidos en el tiempo, por tradición familiar, o cultural.
Ahora la pregunta más común y frecuente que escuchamos cuando decimos que es necesario perdonar….
¿Por qué tenemos que perdonar?
Porque es una condición impuesta por Dios para que nosotros seamos perdonados.
Jesucristo, nuestro Señor y Salvador lo dijo con total claridad, en Marcos 11.25-26 // “25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”.
Porque todos somos pecadores. Dependemos de su perdón. Sólo Dios es perfecto.
Cuando los discípulos le pidieron a Jesucristo que les enseñase a orar, a comunicarse con el Creador, y Él les dio un modelo de oración, que todos conocemos como el Padrenuestro, les dijo : “...Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores...” Mateo 6:12.
Debemos vivir dispuestos a perdonar, porque tarde o temprano vamos a necesitar nosotros el perdón de Dios.
¿Qué dicen las Escrituras para nuestra relación o reacción con quien nos haya hecho mal?
Romanos 12:17-19 // “17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
Nunca busquemos vengarnos de quien nos haya hecho mal.
Cuando no perdonamos permanecen la amargura y el enojo, y algunas características de estos son el permanente repaso del mal que sufrimos, se vive en autocompasión y se profundiza la herida.
Esto nos lleva a… repetir la experiencia, produciéndole a otras personas la misma herida que nos hicieron a nosotros.
La falta de perdón es en primer lugar una deuda con nosotros mismos, que nos coloca en prisión, afecta a toda la familia, y las relaciones.
Cuando no perdonamos, “atamos” en sentimientos a la persona que nos agredió.
Podemos decir entonces que Perdonar es poner en libertad.
Perdonar es un acto de amor unilateral, voluntario e incondicional, perfectamente alineado con la voluntad de Dios:
Es un “acto de amor” porque perdonar es la más grande expresión del amor originado en Dios, que es su verdadera fuente. Encierra la renuncia al ego herido y pone su foco en quitar todo rencor o resentimiento, incluso, elimina toda sed de venganza o justicia propia.
Es “unilateral” porque no depende de que el otro haga su parte para que yo haga la mía, que es perdonar todo daño u ofensa recibida.
Es “voluntario” porque comienza en una decisión, que es una acción de nuestra voluntad ejercida en total libertad.
Es “incondicional” porque no perdonamos porque se nos haya pedido perdón. Perdonamos a la otra persona aun cuando ni siquiera haya reconocido la ofensa que nos hizo o la herida que nos provocó, ni haya saldado su deuda con nosotros. Incluso, perdonamos, aunque nunca lo llegue a hacer.
El perdonar está “perfectamente alineado, ajustado, con la voluntad de Dios”. ¿Por qué? porque perdonar es dejar que actúe el Espíritu Santo en el lugar donde predomina nuestro orgullo y nuestro resentimiento. En la oración modelo que Jesús enseñó, nos instruye a orar de este modo: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” Mateo 6: 12. Por tal motivo, si queremos experimentar el perdón del Señor, debemos primero perdonar. Y todos, absolutamente todos necesitamos el perdón del Señor. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor, debes primero perdonar.
Es hora de comenzar con el proceso, y como todo proceso tiene varios pasos que debemos dar:
En primer lugar: Crear conciencia: Reconocer la fuente de la herida, y descubrir el por qué. Esto incluye recordar y analizar quién fue el agresor y sus probables motivaciones. La persona puede tener tendencia a la depresión sin saber por qué, hasta que descubre la causa, oculta por muchos años o sólo por horas.
En segundo lugar: Validar el acto: Consiste en regresar mentalmente al momento de la ofensa. Revivirla para realizar el “duelo”. Confrontar la rabia interior, la vergüenza, la herida. Incluye conversar con una persona de confianza, objetiva, capaz de escuchar, analizar la situación y dar un buen consejo. De preferencia debe recurrirse a un consejero profesional o a un consejero bíblico idóneo y maduro.
En tercer lugar: Humildad: Es necesario eliminar el orgullo que actúa como una barrera, antes de brindar el perdón.
En cuarto lugar: Elegir perdonar: Aunque haya base para la ira y la venganza, no se elige eso, sino que se elige perdonar. Esto no tiene que ser sólo por motivos religiosos, sino también por instinto de conservación porque te va a hacer bien síquica y físicamente, y va a mejorar tu propia relación familiar.
En quinto lugar: Compasión: Significa buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos ha hecho mal. Requiere no sentirse superior y con derecho a juzgar y culpar, porque sería caer en un círculo vicioso. Este es el paso más importante, pues debe cambiarse la imagen del agresor por la de un ser humano y, por tanto, los sentimientos y la reacción hacia éste. Cuando lo hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable, probablemente con heridas, que está repitiendo patrones de conducta sufridos por él mismo.
Y en sexto y último lugar: Perdonarse a sí mismo: Significa reflexionar sobre los errores propios aparentes o reales, ya se hayan cometido consciente o inconscientemente, perdonarse y superarlos. Este acto debe ser parte del proceso de aceptación de sí mismo y autovaloración.
Recordemos que todos, absolutamente todos necesitamos el perdón del Señor. si queremos experimentar el perdón del Señor, si queremos recibir sanidad plena, sanidad integral por la Gracia de Dios, debemos primero perdonar. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor y recibir la sanidad interior, debes primero perdonar.
¡¡Hoy es tu día para hacerlo!! Hoy es tu día para iniciar el camino, el proceso. Te invito a revisar esta reflexión, a meditar en los pasos, a transitar el camino de retorno al Creador, a experimentar una total libertad y sanidad interior, a experimentar plenitud de vida por la Gracia de Dios.
Recuerda que el camino, la verdad y la vida, siempre han estado indicados, mostrados, ejemplificados en la Biblia. Hay mucho por saber, por aprender y por ajustar en nuestras vidas y cada día queda menos tiempo… comienza hoy mismo tu camino de regreso a Dios, al Dios de la Biblia, a través de Sus instrucciones escritas en Su Palabra, la Biblia.
Desde aquí, desde Comunidad de Fe de Villa Santa Cruz del Lago, compartimos un momento de reflexión y estudio los sábados a las 9,30 hs y los martes a las 15 hs, también en las Comunidades de Fe, integrantes de Ministerio Bíblico Internacional hay momentos de estudio y reflexión en vivo a través del Facebook de cada comunidad, en Facultad Bíblica.com, y en el canal Retorno.TV. en nuestra página https://comunidad-de-fe.jimdofree.com/actividades/ encontraras los liks y veras los días y horarios de cada momento de reflexión y estudio. todas totalmente gratuitas, aquí no se piden ofrendas, ni diezmos, ni dinero bajo ningún concepto, nuestro anhelo es que conozcas al único y verdadero Dios, al Dios de la Biblia, a través de la Biblia, y que andes en sus caminos, en sus instrucciones, que vivas bajo Su cuidado y protección y que vivas una vida de plenitud.
Busca esos momentos y comienza desde hoy mismo, a conocer en profundidad a Dios y sus instrucciones de vida. En la familia de Dios hay lugar para ti, ven a conocer cómo se vive en la familia de Dios, goza de Su cuidado y protección, el mundo está cada día más peligroso, la hora de prueba ya comenzó.
Dios guíe cada uno de tus días, guarde tu vida y la de los tuyos, y envíe las más grandes y ricas bendiciones…
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Alejandro Pérez Baroni
Pastor plantador de Comunidad de Fe de Villa Santa Cruz del Lago.
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